Sabéis qué?al entrar al hospital hubo varias cosas que me
llamaron la atención: los aparatos, la gente postrada en cama con un respirador
conectado…pero quizá lo que más me llamó la atención fue que al igual que en
una cárcel aquí también se iguala todo el mundo, es decir, cuando tienes que
ingresar a todo el mundo nos dan el mismo pijama, uno de rayas (que por cierto
es horrible) y que nos coloca a todos en el mismo nivel, aquí dentro no se sabe
si se tiene dinero o no, si se vive en una casa o en una chabola, si vives en
el Centro o en el propio Barrio España. A todos nos “pinchan” a las mismas
horas, nos dan de comer la misma comida.
Es un pequeño mundo que debería darse en la calle igual que
aquí, todos deberíamos ser iguales aunque por desgracia no sea así, por
desgracia los ricos miran por encima de los hombros a los pobres, la gente sin
casa es mirada con desprecio por el resto de personas. Sin embargo aquí dentro
todos somos iguales, en el hospital se logra esa igualdad que deberíamos tener
en el resto de la realidad y durante todo el tiempo…no solo cuando estemos
malos e ingresados en un hospital.